sexta-feira, 26 de março de 2010

PARA EXPERIMENTAR A DIOS ABRE TUS SENTIDOS



Vamos a vivir la experiencia de mirar a Dios, descubrir su presencia; escuchemos su voz, su rumor. Vamos a oler, percibir su fragancia en la naturaleza, pues “su grato perfume queremos ser”. Vamos a aclamarlo, cantar, agradecer…Lo acaricio en cada criatura, le abrazo y me dejo abrazar por él.

Mirar: ¿Dónde vemos al Señor? En el acto de mirar se nos manifiesta el misterio de Dios, del ser humano, de la creación, donde están las huellas de Dios. Reflexionar despacio el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. La persona que ama ve de manera especial…En Cristo, Dios se ha hecho visible. “Ayúdame a mirar”…
La mística griega fue siempre la observación, que desemboca en la contemplación. Cantamos: “con tu mirada me has hablado al corazón y me has querido…” Hay que saber y aprender a mirar…

Escuchar:- Mientras que para los griegos observar es lo más sublime, para los romanos es escuchar. La actitud de escucha lleva a la obediencia. Escuchar te hace conmover interiormente. Es el más emocional de los sentidos; es el lugar de la experiencia de Dios.

Escuchar la Palabra es lo esencial para la fe, pues Dios siempre habla a su pueblo y a cada uno a lo largo de la historia. Es el canto de Dios en la creación, y muchas veces no logramos escucharlo porque nuestros oídos están saturados de ruidos y de pensamientos discordantes. Hablar y escuchar son un acto de relación. El oído va más allá, trasciende y va por encima de “lo audible e inaudible”. No sólo cantan los pájaros, el cosmos mismo es un canto donde Dios es perceptible. Existe el oído interior…escúchate y escucha a Dios: “No temas que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío” Is. 43, 1ss. La música es un medio a través del cual Dios se hace escuchar.

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