Dios ha soñado un mundo en el que reine la paz y la alegría, en el que todos seamos hermanos. Tener la experiencia de compartir algunos veranos con personas más pobres y necesitadas materialmente, me hizo experimentar la alegría que se siente al salir de uno mismo, al poner lo mejor de sí mismo al servicio de los demás. Y me dio la oportunidad de encontrarme con el Señor desde mi impotencia y mi pequeñez.
Aunque he experimentado que al dar se recibe el ciento por uno, pido perdón al Señor por todas las veces en que mi egoísmo, mi comodidad, mi orgullo… me han impedido dar lo mejor de mí mismo.
Señor, el mundo no es muy bonito.
Las personas tienen hambre de pan, pero también de ternura,
de amistad y de amor.
Las personas mueren por falta de razones para vivir,
mueren faltos de esperanza.
No es oro y plata
lo que esperan de nosotros.
Quieren que les digamos quiénes son, y de dónde viene,
por qué viven y adónde van. Quieren escuchar de nosotros que su vida es útil,
que toda vida vale la pena ser vivida.
Señor, yo querría devolver la fuerza a las manos cansadas,
y la firmeza a las rodillas que vacilan.
Yo querría luchar con todos los hombres para que este mundo sea más fraterno,
y que sobre la tierra de los hombres
se pueda palpar la ternura de Dios.
Las personas tienen hambre de pan, pero también de ternura,
de amistad y de amor.
Las personas mueren por falta de razones para vivir,
mueren faltos de esperanza.
No es oro y plata
lo que esperan de nosotros.
Quieren que les digamos quiénes son, y de dónde viene,
por qué viven y adónde van. Quieren escuchar de nosotros que su vida es útil,
que toda vida vale la pena ser vivida.
Señor, yo querría devolver la fuerza a las manos cansadas,
y la firmeza a las rodillas que vacilan.
Yo querría luchar con todos los hombres para que este mundo sea más fraterno,
y que sobre la tierra de los hombres
se pueda palpar la ternura de Dios.
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