Espiritualidad

  
LOS  TRES PILARES DE LA ESPIRITUALIDAD SCALABRINIANA.
ACOGIDA=  EL PADRE
 
ITINERANCIA= EL HIJO
 
LA COMUNIÓN EN LA DIVERSIDAD = EL ESPIRITU SANTO.
 
 



Benedicto XVI: “La libertad religiosa es el camino a la paz”



Queridos hermanos y hermanas

En este primer Ángelus del 2011, dirijo a todos mi augurio de paz y de bien confiándolo a la intercesión de María Santísima, a la que hoy celebramos como Madre de Dios. Al inicio de un nuevo año, el Pueblo cristiano se reúne espiritualmente ante la gruta de Belén, donde la Virgen María dio a luz a Jesús. Pedimos a la Madre la bendición, y ella nos bendice mostrándonos al Hijo: de hecho, Él en persona es la Bendición. Dándonos a Jesús, Dios nos lo ha dado todo: su amor, su vida, la luz de la verdad, el perdón de los pecados; nos ha dado la paz. Sí, Jesús es nuestra paz (cfr Ef 2,14). Él trajo al mundo la semilla del amor y de la paz, más fuerte que la semilla del odio y de la violencia; más fuerte porque el Nombre de Jesús es superior a cualquier otro nombre, contiene todo el señorío de Dios, como había anunciado el profeta Miqueas: "Y tú, Belén … de ti me nacerá el que debe gobernar … Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios … ¡Y él mismo será la paz!" (5,1-4).


Por esto, ante el icono de la Virgen Madre, la Iglesia en este día invoca de Dios, por medio de Jesucristo, el don de la paz: es la Jornada Mundial de la Paz, ocasión propicia para reflexionar juntos sobre los grandes desafíos que nuestra época plantea a la humanidad. Uno de estos, dramáticamente urgente en nuestros días, es el de la libertad religiosa; por ello, este año he querido dedicar mi Mensaje a este tema: “Libertad religiosa, camino para la paz”. Asistimos hoy a dos tendencias opuestas, dos extremos negativos ambos: por una parte el laicismo, que de forma a menudo oculta, margina la religión para confinarla a la esfera privada; por otra el fundamentalismo, que en cambio querría imponerla a todos con la fuerza. En realidad, “Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, a la vez que implica a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, requiere corresponderle en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y con todo el propio ser, individual y comunitario" (Mensaje, 8). Allí donde se reconoce de forma efectiva la libertad religiosa, la dignidad de la persona es respetada en su raíz y, a través de una búsqueda sincera de la verdad y del bien, se consolida la conciencia moral y se refuerzan las propias instituciones y la convivencia civil (cfr ibid. 5). Por esto la libertad religiosa es el camino privilegiado para construir la paz.


Queridos amigos, dirijamos de nuevo la mirada a Jesús, entre los brazos de María su Madre. Mirándole a Él, que es el “Príncipe de la paz" (Is 9,5), comprendemos que la paz no se alcanza con las armas, ni con el poder económico, político, cultural y mediático. La paz es obra de conciencias que se abren a la verdad y al amor. Que Dios nos ayude a progresar en este camino . Fuente de Zenit






ESPIRITUALIDAD ENCARNADA




Es una nueva búsqueda de vivir la encarnación como presencia de Dios en el mundo, en la vida cotidiana de las personas y en la historia de los pueblos.  Encarnada quiere decir contraria a falsos espiritualismos o a “espíritus“ que no se soporten en la carne, es decir en la condición humana, con todo lo que ella conlleva de fragilidad y de grandeza. Una espiritualidad que maneja lo cotidiano, como lugar de encuentro con Dios, que habla al Padre del drama de sus hijos y habla a los hijos-hermanos, de las propuestas de Vida de Dios.
Se trata de cultivar una espiritualidad que se alimente de la lectura de los dos libros a través de los cuales Dios nos habla: el libro de la VIDA y el libro de la BIBLIA. Leer el uno a la luz del otro. Es decir, nos invita tanto a aprender a discernir los signos de los tiempos y dejarnos interpelar por ellos a la luz de la Palabra del Señor como a leer la Biblia desde nuestra historia y situación.
Esta lectura de la Palabra de Dios es siempre eclesial, se da en una comunidad de fe y desde una comunidad de fe. La santidad no puede ser un hecho privado y la vida espiritual debe ser vivida en estrecha relación con los demás en un continuo intercambio vital, que hace verdadera y concreta nuestra búsqueda.
Por eso es necesario tener una “comunidad de vida”, comunidad de referencia que impulse y estimule nuestro crecimiento humano y espiritual y que nos lleve a comprometernos en la transformación de nuestra sociedad.
La espiritualidad encarnada es una continua invitación a ir a ver dónde reposa el Niño que nace en la periferia porque los poderes imperiales le persiguen. “La espiritualidad encarnada es constitutiva de la opción por los excluidos, de ellos bebe como manantial de aguas frescas capaz de devolver a la vida entusiasmo y alegría para glorificar y alabar al Dios de lo pequeño”