Una espiritualidad encarnada se trata de una espiritualidad que parte de VER LA REALIDAD y de dejarse CONMOVER por ella, y así no sólo pretende asistir, encargar y cargar con la realidad más desafiante sino hacerse cargo de un camino de sanación que ayude a colocar a los pobres ya no sólo como víctimas u obejtos de nuestro servicio sino que cree que puede revertir esa situación permitiendo su emerger como sujetos desde el ejercicio del amor solidario.
Una espiritualidad encarnada requiere finalmente, no dejar de cultivar nuestro encuentro con Dios a través de nuestro mundo de relaciones con la realidad, especialmente con lo que ella tiene de más sufriente y abandonada.
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